Hay momentos en la propia vida en los que uno se queda solo, sin un compañero o compañera con quien poder compartir la cotidianidad. En un momento dado, se puede ver que esta es una elección precisa y que uno se ama y es feliz así. Puede ser una buena razón para celebrar y comunicarlo a la gente que amamos.

Esta ceremonia puede querer representar un momento de reinicio tras un divorcio o una enfermedad: el punto en el que dejar atrás el sufrimiento y querer volver a sonreír. Ciertamente manteniendo en nosotros lo que hemos aprendido y tratando de convertirlo en una fortaleza para nuestro futuro.

La ceremonia puede ser enriquecida con una promesa a sí mismo, con dedicación de amigos, con música particularmente importante o con ritos estudiados para la ocasión.

Como celebrante sabré encontrar las palabras adecuadas para ayudarle y para comunicar sus pensamientos.