- enero 20, 2022
- By Liana Moca
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Las lecturas
Durante la ceremonia puede ser apropiado escuchar los versos de algún gran poeta o una reflexión en prosa.
El pasaje puede ser leído por un familiar o un amigo.
Estas son algunas de las lecturas más famosas, por supuesto, hay muchas más y puedo ayudarlos en la elección correcta.
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«Bajé, dándote el brazo, un millón de escaleras » de Eugenio Montale
Bajé, dándote el brazo, un millón de escaleras por lo menos
y ahora que no estás queda el vacío en cada uno de los escalones.
Aun así fue breve nuestro largo viaje.
El mío continúa todavía, y ya no me hacen falta
conexiones, reservas,
subterfugios, esas humillaciones del que cree
que lo real es eso que se ve.
Un millón de escaleras bajé dándote el brazo,
y no porque quizá con cuatro ojos se pueda ver mejor.
Bajé con vos porque sabía que de nosotros dos,
las únicas pupilas verdaderas, por más nubladas que estuviesen,
eran las tuyas.
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«Parad los relojes » de W. H. Auden
Parad los relojes y desconectad el teléfono,
dadle un hueso jugoso al perro para que no ladre,
haced callar a los pianos, tocad tambores con sordina,
sacad el ataúd y llamad a las plañideras.
Que los aviones den vueltas en señal de luto
y escriban en el cielo el mensaje “Él ha muerto”,
ponedles crespones en el cuello a las palomas callejeras,
que los agentes de tráfico lleven guantes negros de algodón.
Él era mi norte y mi sur, mi este y mi oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
mi día y mi noche, mi charla y mi música.
Pensé que el amor era eterno; estaba equivocado.
Ya no hacen falta estrellas: quitadlas todas,
guardad la luna y desmontad el sol,
tirad el mar por el desagüe y podad los bosques,
porque ahora ya nada puede tener utilidad.
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«Recuérdame» de David Harkins
Puedes llorar porque se ha ido, o puedes
sonreír porque ha vivido.
Puedes cerrar los ojos
y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado;
tu corazón puede estar vacío
porque no lo puedes ver,
o puede estar lleno del amor
que compartisteis.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el
vacío y dar la espalda,
o puedes hacer lo que a ella le gustaría:
sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.
Cuando esté muerto, llora un poco por mí / Piensa en mí a veces, pero no demasiado / Piensa en mí de vez en cuando como era en vida / A veces es agradable recordarlo, pero no por mucho tiempo / Déjame en paz y te dejaré en paz / Y mientras vivas deja que tus pensamientos valgan tu vida. (Anonimo)